Jardín infantil, ¿A qué edad?
- Claudia Marcela Ruiz Aponte Fonoaudióloga U.n
- 3 jun 2016
- 3 Min. de lectura

El desarrollo de los niños está enmarcado por variables internas y externas. Dentro de las internas, están el desarrollo de cada una de las áreas: motriz - sensorial, lingüística y cognitiva. Las externas tienen que ver con las relaciones interpersonales, desarrollo afectivo, que depende de su relación con otros y con el ambiente y, por supuesto, el vínculo con lo pedagógico.
En esta línea, y desde lo planteado por diferentes autores como Piaget, Vigotsky, Bruner y algunos más contemporáneos como Lipman, quienes mencionan que las potencialidades de los seres humanos y en especial de los niños, se vislumbran compartiendo espacios con distintos pares; en este sentido, es indispensable que desde pequeños aprendan a compartir con otras personas distintas a las de su núcleo familiar y aquí es donde aparece el jardín de infantes.
Los padres de familia deciden ingresar a los niños a una institución educativa en diferentes
momentos. Algunos ingresan desde salacuna por necesidades laborales de los padres, otros hacia
los 2 años y otros finalmente hacia los 3 años. Cualquiera de estas edades es propicia para el ingreso al jardín, siempre y cuando se cumpla con los requerimientos para las edades en las que los niños ingresan. Por ejemplo, si un niño ingresa a los 3 o 4 meses, la función del jardín es prestar el cuidado necesario, pero a la vez, dar la estimulación adecuada para que su desarrollo se vaya dando según lo esperado para la edad.
Una vez ingresan al jardín, los niños tiene la posibilidad de compartir con otros desde edades
tempranas y se logran potencializar todas las habilidades (motriz - sensorial, lingüística y
cognitiva) para que a futuro su ingreso a una educación más exigente garantice un desempeño
adecuado.
El jardín infantil, dependiendo de la edad, cumple con dos objetivos principales. En primera
instancia, en niños entre los 3 meses y 2 años permite el desarrollo de las habilidades más
importantes para su futuro como son el desarrollo del lenguaje, desarrollo cognitivo y el control
corporal y de esfínteres, incorporación de rutinas y hábitos fundamentales para el seguimiento de
instrucciones. Todos estos aspectos permitirán que el niño(a) se adapte a ambientes en donde las
rutinas y las normas son las bases para aprendizajes posteriores.
Después, hacia los 3 años, el jardín infantil brinda una educación inicial que está relacionada con
la preparación previa para asumir rutinas más complejas con el fin de abordar el futuro escolar
con mayor tranquilidad. Aspectos como complejidad en el desarrollo y uso del lenguaje, que le
permitirá a futuro adquirir tanto el código escrito como una segunda lengua; control corporal
eficiente para favorecer todo el aprestamiento motriz con miras al manejo del espacio y posterior
trabajo en escritorio, unido a la tolerancia a actividades más complejas y al tiempo de trabajo.
De otro lado, el ingresar al jardín les da la posibilidad de reconocerse como parte de una sociedad
en donde van a compartir, tolerar, valorar y respetar la diferencia. Estos valores favorecen y
fomentan el desarrollo afectivo y la autonomía necesaria para vincularse a ambientes en donde las
demandas cada día son mayores y más exigentes.
El jardín Infantil debe brindarle al niño todas las experiencias suficientes para crecer y madurar de
manera integral en todas las áreas de su desarrollo, dando la cabida al juego como herramienta
principal de aprendizaje, en donde el compartir y experimentar de manera significativa sea el
motor de su formación. Colombia a demás de necesitar niños felices requiere formar niños con unas habilidades fuertes para enfrentar todos los retos que conlleva el futuro próximo.
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